Padre asesino

Padre asesino.

Estas dos palabras no deberían estar nunca juntas.

Tengo una solución. Me falta encontrar la forma de llevarla a la práctica.

Aparentemente es fácil.

Después de noticias como la de ayer de un “padre” que mata a sus hijas y después se suicida,  hay que intentar conseguir cambiar el orden: primero que se suicide y después ya si eso….

Parece una broma, pero no estoy bromeando no. Ninguna broma.

¿En qué mundo vivimos que alguien se plantea matar niños para hacer daño a otro o para conseguir algo o para….? ¡¡Me da igual!! Matar niños, asesinar criaturas inocentes, “sus” hijas. ¿Sus hijas? ¿De verdad? No sé si llamar padre a éste energúmeno. Pienso que un verdadero padre es incapaz de hacer eso.

Por suerte, en mi entorno he conocido padres de muchos tipos: cariñosos, pasotas, comprometidos, cercanos, lejanos, hasta algunos casi invisibles, pero no he conocido ninguno que quisiera hacer daño a sus propios hijos. Por suerte.

Cuando nos enteramos de sucesos como el de ayer, todos deseamos que esto no se vuelva a repetir, que no ocurra nunca más. Siempre parece que no se han aplicado suficientes medidas de protección, que no se han detectado con bastante antelación los problemas, que no se establecieron protocolos adecuados de actuación, que las comisiones evaluadoras de los conflictos internos no han aplicado criterios lo suficientemente exhaustivos,… ¡¡Palabras y más palabras!!

Sólo hay una forma, una auténtica y verdadera forma de cambiar todo esto: a través de la educación.

Problemas tan graves como estos sólo se resuelven con cambios profundos, cambios desde dentro. Tenemos que enseñar a las futuras generaciones que las diferencias se resuelven con el diálogo, con la negociación, con el apoyo de otras personas si hace falta,…

En nuestras manos está.

Que cada uno ponga su parte y se comporte de manera que sirva como ejemplo para los más pequeños, siempre, siempre, incluso cuando nadie parezca observarnos.

Yo ya lo intento, ¿y tu?

 

 

 

Deja un comentario