Miedo a ser mamá
Miedo a ser mamá.
No soy matrona, ni doula, ni tocóloga, pero también veo muchas embarazadas.
Las premamás primerizas suelen pasar por Neneco a partir del quinto o sexto mes de embarazo. A veces pasan antes por aquí, pero sólo a mirar. Normalmente, cuando vienen a ver nuestras cositas suele ser evidente que esperan un bebé, aunque, casi siempre, les cuesta creerlo.
Las premamás primerizas vienen a veces muy ilusionadas, otras veces muy sorprendidas, pero en muchos casos, quizá en demasiados casos, vienen asustadas.
Lo que asusta a nuestras “pancitas” no es el miedo al parto, a las molestias propias del embarazo o a no recuperar su figura anterior, no, nada de eso. Lo que asusta a nuestras “pancitas” es el temor de no saber “SER MADRE”, así con mayúsculas.
Veo muchas chicas jóvenes nerviosas, asustadas, temerosas, con miedo a hacerlo mal, a no saber criar a su hijo, a no ser suficientemente buena madre.
Pues a todas ellas quiero dejarles algo escrito, aunque a muchas ya se lo he dicho en persona: “No temas, no te asustes, no te preocupes, todo va a ir bien. Serás, sin duda, la mejor madre para tu hijo.”
Ese temor, ese nerviosismo, esas dudas, todo ello influye negativamente en ti y en tu bebé. Aprenderás, como hemos aprendido todos: practicando, como se aprende casi todo en la vida, con el sistema de ensayo y error. Pero no tengas miedo, ten ilusión, ten ganas, ten esperanza y, sobre todo, no olvides lo más importante: amor.
Vivir con ilusión, con ánimo, con positivismo tu embarazo, no sólo te ayudará a ti, ayudará también a tu hijo. No olvides que está dentro de ti y le llegan tus sensaciones.
Además, si te preocupa si serás buena madre, ya estás haciendo algo bien: estás mostrando interés en lo que va a ser tu nueva condición como persona para el resto de tu vida.
¡Ánimo! No olvides que la mejor madre para un niño es siempre “SU” mamá.
Si te muestras segura y alegre lo estarás cada día un poco más y lo contagiarás a todos, también a tu hijo, aunque ya no esté dentro de ti.
Termino esta pequeña entrada con algo que leí o escuché hace tiempo, no recuerdo, es una pequeña historia sobre la actitud. Quizá en su origen era un chiste, pero para mí es más bien una lección de vida. Os lo cuento:
Un hombre que circula por la calle un día cualquiera, se ve sorprendido por unos atracadores que huyen disparando perseguidos por la policía. En el tiroteo el hombre resulta herido de gravedad al ser alcanzado por los disparos.
Lo trasladan con rapidez en ambulancia al hospital. Dolorido y sangrando, pero consciente, entra en el quirófano, donde ya están preparados médicos y enfermeros para operarle rápidamente.
Uno de los profesionales sanitarios, detrás de su mascarilla, se le acerca y le pregunta:
– “¿Es usted alérgico a algo?”
– “A las balas” – responde el hombre.
Todos los presentes estallaron en carcajadas y se dispusieron a salvar la vida de ese hombre, con una actitud mucho más alegre y optimista que un momento antes.